Bienvenido a mi Rincón Literario

Quisiera expresar con palabras mágicas para mostrar el mundo que conocí a través de las maravillosas páginas de un libro. Páginas que me llevan a la risa y al llanto, que me hacen recorrer paisajes que nunca vería en otra realidad; páginas donde los personajes nunca mueren, quedan presentes y reviven cada vez que abrimos el libro. Páginas que pueden hacernos soñar con los ojos perdidos en ese mundo extraordinario.

Quisiera expresarlo pero esas palabras no existen, no se puede describir lo que leyendo podemos vivir”.


Ely Kraus

Desconocidos reconocidos



Tantos años conocidos, tantos juegos compartidos, tantas ilusiones hechas y deshechas por los sueños que se hacen presentes y desaparecen cuando se les dala gana. Tantas noches navegando por mi fantasía, como un dueño de los mares recorriendo el mundo. Hasta que la realidad nos va mostrando un destino distinto, una ruta para cada uno, otros sueños, otras responsabilidades y preocupaciones; y el mar empieza a secarse mientras el cemento de la madurez empieza a resolver nuestras vidas.
La primavera se esfuma de nuestras vidas y es reemplazada por el verano abrumador. Nuestros rostros dejan de ser nuestros y empiezan a pertenecer al tiempo, nuestro cuerpo se transforma en un reflejo de nuestras historias. Dos caminos, dos destinos, dos desconocidos que un día se encuentran y se miran como si sus miniaturas hubieran existido a otro mundo, como si hubieran escapado de una película ochentosa. Y nos miramos, curiosos por encontrar algo de lo que antes éramos, buscando en el otro parte de nuestra propia adolescencia.Él ya no era el mismo, yo tampoco; pero había algo en su persona que me recordaba a mí misma. La fantasía tocó el interruptor para que el mecanismo del razonamiento emotivo empezara a crear ilusiones: él soltero todavía, sin mucho interés en las mujeres; yo soltera también, huyendo al desgaste de tiempo que implica pensar en los hombres. Él, con el rostro tocado por los años pero sin perder los rasgos que tanto se me presentaban en los sueños; yo, con la familiaridad de la juventud que aún no termina de retirarse pero que empieza a dejar huellas. Él, con el cuerpo robusto por la soledad; yo, con la panza inflada por la angustia. Dos caras de una misma moneda, dos imposibles del pasado que no van a dejar de serlo jamás.
El viento podrá borrar las huellas de nuestros pasos, podrá interponer una muralla de arena entre nosotros, podrá cubrirnos la cara con una máscara de tierra, pero jamás podrá quitarnos la identidad, con tierra o sin ella, con arena entre ambos, sin poder regresar en nuestros pasos para volvernos a encontrar, siempre en nuestro corazón alerta, la ilusión efímera nos encontrará.

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