Bienvenido a mi Rincón Literario

Quisiera expresar con palabras mágicas para mostrar el mundo que conocí a través de las maravillosas páginas de un libro. Páginas que me llevan a la risa y al llanto, que me hacen recorrer paisajes que nunca vería en otra realidad; páginas donde los personajes nunca mueren, quedan presentes y reviven cada vez que abrimos el libro. Páginas que pueden hacernos soñar con los ojos perdidos en ese mundo extraordinario.

Quisiera expresarlo pero esas palabras no existen, no se puede describir lo que leyendo podemos vivir”.


Ely Kraus

Un Nuevo Amanecer


Era un hermoso día de verano pero, a Sqwai, el frío le helaba la sangre. La nave transporte estaba pasando la estratosfera o, mejor dicho, lo que quedaba de ella.
Sqwai miraba por la ventana del comedor a ese planeta que tantos recuerdos le dejaban mientras sus dos amigos jugaban entusiasmados.
__ ¡Por fin aprendiste!__ dijo Figit cuando Washen bajaba el siete de espadas sobre su siete de oro.
__ Amiga, no me subestimés; no es un juego fácil, tenés que memorizarte bien los valores.
__ No es tan complejo__ dijo Sqwai volviendo de sus pensamientos__ el truco es como nosotros, los humanos, nos creemos inteligentes pero somos estúpidos.
Washen y Figit se miraron mutuamente dejando de lado cualquier pensamiento agradable.
__ Me voy a sacar esto__ agregó Sqwai mientras se retiraba refiriéndose al traje que se usaba dentro de la atmósfera terrestre.
__ ¿Cuánto falta?__ preguntó Washen.
__ Cinco semanas__ respondió Figit levantándose de su asiento para dirigirse a la ventana__ con suerte, cuando el planeta explote, estaremos lo suficientemente lejos para no verlo.
Sqwai entró a su habitación y también a sus recuerdos. La nostalgia lo invadía mezclada con una gran desesperanza. Él sabía, desde hacía mucho tiempo, que la raza humana estaba dirigiéndose voluntariamente a su propia extinción y apenas pudo colaborar aportando una vía de escape, sin embargo, sin importar dónde se encontrara el hombre, siempre atentaría contra sí mismo.
Sacó de su bolsillo un anillo proyector y se lo colocó en el dedo índice, el cual le proporcionaba la energía suficiente para encender el aparato. Un rayo de un metro se ensanchó y comenzó a proyectar escenas de la vida de Sqwai: Un hombre llorando, un ascensor, la despedida, una cabina repleta de bebés, el viaje, un mundo nuevo, una burbuja atmosférica, una nueva casa, una nueva familia. Figit mirándolo.
__ Sqwai, dejá de torturarte. No podés hacer más nada para salvar a éste planeta__ dijo ella sentándose junto a él en la cama__ Además, seamos sinceros, ¿valdría la pena salvarlo?.
__ Figit, el ser humano ha caído demasiado bajo, ha perdido todo valor pero... pero siempre puede ser rescatado. Nosotros también somos humanos aunque nos hayamos criado con Shglubis.
La suave mano de Figit tomó la de Sqwai.
__ En nosotros está la esperanza del hombre porque aprendimos de la pureza de los Shglubis desde nuestro segundo día de vida; sin embargo, el resto, a pesar de haber padecido la explosión nuclear del cuarto milenio, que mató a la mayoría, nunca aprendió a vivir en paz.
__ Todo el egoísmo humano no es suficiente para hacerme olvidar que, en menos de cinco semanas, se va a destruir el país de mis padres__ De los ojos de Sqwai cayó una lágrima.
__ Sqwai__ Figit lo abrazó sintiendo como propio el dolor de su marido__ no te engañés. Hace dos mil años que ese planeta dejó de ser de tus padres.
Sqwai recordó claramente su historia sin necesidad del anillo proyector.
Dos mil años antes, un grupo de veinte niños fue salvado de la explosión nuclear biológica que terminó con la cuarta guerra mundial. En ese entonces, el mundo ya estaba casi destruido pero aún quedaban tres países en pie, dos de ellos todavía mantenían grandes rencores entre sí: Estados Unidos y Japón; Argentina sobrevivió por mantenerse al margen de todo, además; era el único país que aún tenía los recursos para abastecer a las otras naciones. Éste fue el que, secretamente, inició el proyecto “Salvación” que consistía en negociar con una raza de extraterrestres para que ellos se encargaran de criar a un grupo de recién nacidos manteniendo algunas costumbres terrestres. Los Shglubis, apenas recibieron a los bebés, les colocaron una síntesis de sangre Shglib lo que desaceleró el proceso de envejecimiento humano haciendo que un milenio sea, para éste grupo, semejante a diez años de edad. Durante los primeros siglos, los extraterrestres crearon un ambiente similar al terrestre y, hasta se disfrazaron de hombres para evitar que los niños se sintieran extraños.
De la explosión nuclear biológica, sobrevivieron no más de quinientas personas, de las cuales, cincuenta eran argentinos. A pesar del gran sufrimiento que significó semejante pérdida, el hombre siguió alimentando sus rencores y, los descendientes de esos sobrevivientes iniciaron la quinta guerra mundial. Ésta vez, la explosión eliminaría una radiación que mutaría genéticamente a todo elemento vivo haciendo de sus órganos un total caos. Nada podría sobrevivir por milenios.
Sqwai, junto a los demás salvados, decidieron regresar a la tierra para evitar su destrucción pero solo consiguieron recuperar a otro grupo de bebés raptándolos de sus hogares. El planeta que encontraron ya tenía un destino sombrío y ellos no pudieron cambiarlo.
Figit miró a Sqwai con ojos tiernos.
__ El planeta está perdido pero la raza humana no. Nosotros somos el futuro y, aunque viviremos por muchos milenios en un planeta que no nos pertenece, algún día encontraremos un nuevo hogar para el hombre.
Sqwai, consolado por las suaves y sabias palabras de Figit, la abrazó fuertemente recordando que dentro de ella se encontraba su eterna felicidad.

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