
Pocos recuerdos conservo de mi infancia... y son muy pocos los que quiero conservar. Aquel hombre cuyo rostro se había perdido en el tiempo, se había encargado de robarle a una niña su ilusión, su deseo de jugar despreocupada, y que poco a poco, ocupó el lugar de fantasma en su vida: Ese era mi padre.
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